Una ciudad histórica
La historia de la ciudad se remonta a la Edad del Bronce. Fue un importante centro carpetano hasta su conquista romana en 193 a. C. y quedan diversos restos de la actividad romana en la ciudad, como el acueducto o el circo. Tras las invasiones germánicas, la ciudad se convertiría con Leovigildo en capital y, posteriormente, en principal sede eclesiástica del Reino visigodo.
En el año 711, después de una resistencia moderada, Toledo fue conquistada por los musulmanes dirigidos por Táriq ibn Ziyad. Durante el dominio musulmán, la antigua capital visigoda se caracterizó por su oposición e individualismo, concretado en la Taifa de Toledo.
Alfonso VI reconquistó la ciudad en 1085. Durante la Edad Moderna la ciudad destacó como sede de los Reyes Católicos y por su participación en la guerra de las Comunidades de Castilla. Al trasladarse la corte a Madrid en 1561, la ciudad entró en decadencia, acentuada por la crisis económica del momento.
Ya en época contemporánea, el alcázar de la ciudad se convirtió en un símbolo de la Guerra Civil debido a su asedio y defensa. En 1983 pasó a ser capital de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, manteniendo la capitalidad de la provincia de Toledo.
El gran atractivo de Toledo es que ha conseguido preservar su configuración histórica, y en tu paseo por sus calles verás que sus rincones rezuman historia.